Bodas de plata Ángeles, Manuelita y Guadalupe

6 julio, 2019

Bodas de plata María Guadalupe de Cristo Rey, Manuela de la Inmaculada, María de los Ángeles de la Santísima Trinidad

El día 6 de julio de 2019 hemos celebrado con gran gozo la perseverancia de 4 hermanas en esta consagración a Dios mediante los votos de obediencia, pobreza y castidad. Nos alegramos por 25 años de amor vividos con intensidad y gratitud a Dios por este don inmerecido. Compartimos la homilía que el Excmo. Sr. Obispo Fray Juan Manuel Muños Curiel ofm dirigió a estas hermanas animándolas en este seguimiento del Señor.

Yo te bendigo Padre, María Guadalupe, Manuela, María de los Ángeles, ustedes repetidas veces dicen estas palabras al Señor: “Yo te bendigo Padre”.

​​María ha elegido la mejor parte porque ella supo escuchar la voz de Dios y estar muy atenta a lo que le decía, y ustedes queridas hermanas: María Guadalupe de Cristo Rey, Manuela de la Inmaculada, María de los Ángeles de la Santísima Trinidad y también la hermana Elvira del Corazón de María, que se encuentra en Perú, ustedes se han sentado a los pies del Señor para escuchar su palabra y han dejado otras ocupaciones para escuchar la voz del Señor, y ustedes queridas hermanas franciscanas, todos… es importante saber escuchar la voz de nuestro Señor Jesucristo, es saber sentarse a sus pies para escuchar su Palabra.

​Hoy que venimos a darle gracias a Nuestro Señor por el don de la vida consagrada de nuestras hermanas por sus 25 años, sus bodas de plata, somos invitados a seguir escuchando la Palabra del Señor que nos cambia la vida para bien. La Reverenda Madre Libradita supo sentarse a sus pies y dócil al Espíritu Santo ha fundado este Instituto con su propia misión y espiritualidad.
​Dios nuestro Señor siga bendidiendo a toda la Iglesia y a toda la humanidad y de ello todos nosotros somos testigos de cuantas bendiciones hemos recibido a través de ustedes hermanas, Ios les bendiga, Dios les pague, pues escuchar la voz del Señor no es fácil. La Misericordia, la Paz y la Caridad sean con nosotros, el Señor les dio su paz, decía la Madre Libradita, y ustedes han querido iniciar su vida espiritual, su vida de entrega al Señor y vivir estas palabras.

​Ustedes, queridas hermanas, escuchando la voz del Señor han querido también observar la regla y vivir los Consejos Evangélicos para poder recibir a nuestro Señor Jesucristo. Ustedes son las amadas del Señor, las esposas del Señor, las escogidas por el Señor y entonces son bendecidas. Yo te bendigo, Padre, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. Ustedes hermanas consagradas y todos los bautizados venimos a bendecir al Señor y a darle gracias por el don de la vida consagrada y por los 25 años de nuestras hermanas, 25 años de entrega y generosidad. Yo te bendigo Padre, María Guadalupe, Manuela, María de los Ángeles, ustedes repetidas veces dicen estas palabras al Señor: “Yo te bendigo Padre”.

​Después de verlas tantos días preparándose, buscando… yo les quisiera preguntar de dónde viene ese entusiasmo y ese gusto, esa paz que reflejan. Quisiéramos preguntarles qué nos platican de esa historia de amor que han empezado hace 25 años, cuando muy jovencitas llegaron con tantas ilusiones, con alegría, a tocar la puerta del convento y escuchar la voz de nuestro Señor que les dio: “vengan” y ustedes obedecieron todo, dejaron hermanos, familias, y no fue fácil ni sencillo, ¿y de dónde vino esa fuerza para renunciar a todo? Qué hermosos sería que nos contaran la historia de cada de ellas y yo estoy seguro que la fuerza viene de Dios mismo, de haberse sentido miradas con amor, con alegría, con entusiasmo de haber escuchado su nombre. Y entonces, han renunciado a todo, obedecieron la Palabra del Señor, la voz del Señor, y para ustedes hermanas formadoras, qué alegría haber visto a estas hermanas que han permanecido fieles, que han superado fuertes sacrificios, pero aquí están dándole gracias al Señor nuestro Dios por toda la experiencia de vida.

Después de estos 25 años de una historia de amor, han crecido en sabiduría, amor y paz, han recorrido el camino de la vida, han experimentado con la gracia de Dios un esfuerzo personal con la ayuda de sus hermanas, el ejemplo de ellas, sus instrucciones, con la oración de todos han superado, llegado a este momento. Bendito sea Dios, ¿Cómo no darle gracias? Indudablemente, queridos hermanos, les anticipo que la fuerza que ellas han tenido para renunciar al mundo les ha venido de Dios mismo; han sido dóciles al Espíritu Santo, que nos regala sus siete Sagrado Dones. Y ustedes queridas hermanas, han tenido la capacidad de dejar ver su vida, de dejar tocar a sus puertas a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, que han querido entrar en su cede y le han permitido, han dicho: aquí estoy, haz tu voluntad conmigo, como lo hizo María Virgen.

​Yo las invito a seguir escuchando la voz del Papa Francisco que ha seguido a la Iglesia, que no tiene límites, pero que se da con alegría y con amor, que viene del Espíritu Santo.

Queridas hermanas, cómo no venir a su acción de gracias y felicitarlas frente a ustedes, que se convierten en maestras también, viendo con gusto y con generosidad; que ustedes siguen creciendo cada día, ayudándonos a decir: Sí Señor, ¿qué ocupas?, en mi tu Palabra, en mi tu voluntad, porque solamente los que son humildes y sencillos siguen avanzando y creciendo en gracia de Dios y delante de los hombres.

​Entonces, hoy es un gran día, gracias hermanas por su testimonio y su generosidad. Que Dios las siga bendiciendo con su santidad. Y para no ser egoísta, mis hermanos, sacerdotes concelebrantes, les pido nos acompañen a decir unas palabras.

✓ Me uno a la acción de gracias de las hermanas, que al igual que nosotros, estamos celebrando 25 años de vida religiosa, simplemente pedir a Dios que nos siga bendiciendo, concediendo la paz y la perseverancia, para llegar algún día a su presencia, el anhelo que todos tenemos.

✓ Mi caridad y felicitación para las cuatro hermanas, las tres que están aquí y la hermana que está unida desde la distancia, pero juntas celebrando estos 25 años de vida consagrada. Hay que reconocer esta gracia que el Señor nos dio. Por todo lo que hace por nosotros y devolverle lo poco o lo mucho que podemos hacer con nuestras limitaciones, porque a veces, en el camino de la consagración hay muchas fallas y esto es parte de nuestra condición de seres humanos.
Ahora muy importante estas dos cosas, para el bautizado, para el cristiano y para ustedes, sigan viviendo del amor y del perdón, cuando hay perdón hay amor, y cuando hay amor hay perdón. Mucha fortaleza en esa fe que Dios nos regala, que es un don. Se dice fácil 25 años, y ya lo comentaba el señor obispo Juan Manuel, si escribiéramos lo que hay detrás de esta historia, tantas cosas de su vida, pues no habrá más que este amor y ese perdón. Mucha fe en ustedes y que Dios las siga bendiciendo. Finalmente les digo que continuemos pues, con alegría, en el camino de la vida consagrada para que nuestros pasos sean desde ahora con precisión y gracia, todo con fe.

✓ Hermanas, sigan viviendo la vida de Nuestro Señor Jesucristo, atendiendo con su carisma la Espiritualidad del Espíritu Santo. Sigan viviendo con alegría, aquí están las hermanas, quienes las acompañan en su instituto, y a ustedes solo me queda felicitarlas, muchas felicidades y un fuerte aplauso.

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