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La Cuaresma es tiempo propicio para profundizar en el conocimiento del Plan de Dios, un signo sacramental es la conversión…

Comunicado Nº 19.
12 de Febrero de 2018.

Paz y Bien

Con cariño fraterno saludo a cada una de mis hermanas. En este tiempo les pido que nos dispongamos a vivir la Cuaresma con una profundidad única, a vivir este tiempo como nunca antes lo hemos vivido hasta hora, tiene que ser la Cuaresma de la santidad. Pidiéndole a Dios que por la fuerza de su Espíritu nos purifique y santifique.

La Cuaresma es tiempo propicio para profundizar en el conocimiento del Plan de Dios, un signo sacramental es la conversión, es darse la vuelta girar algunas partes de nuestra vida que están mirando hacia el mundo hacia las cosas humanas, mirar a Dios es vivir de cara a Él pensando en Él en un encuentro personal, con breves y ardientes oraciones. En la Cuaresma Cristo nos invita a cambiar de vida con actitudes cristianas que nos ayuden a parecernos más a Él, ya que por la acción de nuestro pecado nos alejamos de Dios.

En la Cuaresma escuchemos con mayor atención la Palabra de Dios, orando compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas, es el tiempo propicio del perdón y de la reconciliación fraterna.

Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendamos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

Cada una por lo tanto estamos llamadas a discernir a examinar en el corazón y reconocer ¿qué tenemos que cultivar en nuestro interior?, para responder al Proyecto de Dios. Nuestra vida tiene que hablar de hechos concretos, como nos invita el Santo Padre Francisco, tener mayor misericordia en nuestras relaciones cotidianas ante cada hermano que sufre, que nos pide ayuda, pensemos que se trata de una llamada de la Divina Providencia, que nunca se deja ganar en generosidad.

 

Que Nuestra Madre María Santísima Refugio de pecadores nos ayude a tener un encuentro profundo con Dios alimentándonos con la Palabra y la Eucaristía para dar testimonio del amor.

Me encomiendo a sus oraciones y cuenten con las mías.

 

«Jesús mío, yo confío en ti»

 

M. María Belén García Yáñez

Superiora General

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