La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) tuvo su comienzo el 2 de agosto con una convocatoria de más de 300 mil personas. Agitando banderas de sus países, los peregrinos enlazan cánticos y saludos por la turística Lisboa, ilusionados por el comienzo de una cita muy esperada, el encuentro y las palabras con el Sucesor de San Pedro, el Papa Francisco.
Peregrinos en búsqueda
El jueves 3 de agosto el Sumo Pontífice brindó un discurso en la Universidad Católica Portugesa para todos los jóvenes presentes, resaltando el valor de los “peregrinos” que literalmente dejaron la rutina cotidiana y se pusieron en camino, con un propósito, movidos fuera de la zona de confort, hacia un horizonte de sentido:
“Cada uno está llamado a confrontarse con grandes preguntas que no tienen respuesta simplista o inmediata, sino que invitan a emprender un viaje, a superarse a sí mismos, ir más allá. Es un proceso que un universitario comprende bien, porque así nace la ciencia. Y así crece también la búsqueda espiritual. Peregrinar” es caminar hacia una meta. Siempre está el peligro de caminar en un laberinto, donde no hay meta ni salida. Desconfiemos de las fórmulas prefabricadas —son laberínticas—, desconfiemos de las respuestas que parecen estar al alcance de la mano, de esas respuestas sacadas de la manga como cartas de juego trucadas; desconfiemos de esas propuestas que parece que lo dan todo sin pedir nada. La desconfianza es un arma para poder caminar adelante y no seguir dando vueltas. Una de las parábolas de Jesús dice que el que encuentra la perla de gran valor es aquel que la busca con inteligencia y con espíritu de iniciativa, y lo da todo, arriesga todo lo que tiene para obtenerla (cf. Mt 13,45-46).”
“Buscar y arriesgar: estos son los dos verbos del peregrino.”
Insatisfechos e inquietos
“No debemos tener miedo de sentirnos inquietos, de pensar que lo que hemos hecho no basta. Estar insatisfechos —en este sentido y en su justa medida—, es un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y contra el narcisismo. El carácter incompleto define nuestra condición de buscadores y peregrinos, como dice Jesús, “estamos en el mundo, pero no somos del mundo” (cf. Jn 17,16). Estamos caminando “hacia”. Estamos llamados a algo más, a un despegue sin el cual no hay vuelo. No nos alarmemos, entonces, si nos encontramos interiormente sedientos, inquietos, incompletos, ¡deseosos de sentido y de futuro!”
En un mundo que, inmerso en el espejismo de la comodidad, sustituye rostros por pantallas hoy es clave plantear preguntas que desgarren, evitando las respuestas fáciles que anestesian.
“En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un gran espectáculo. Sean protagonistas de una “nueva coreografía” que coloque en el centro a la persona humana, sean coreógrafos de la danza de la vida.”
Asumir una actitud de peregrinación
De manera que – como dijo el Papa – “la maravillosa visión de Isaías es una promesa divina y nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia”. De donde se deduce que “los que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla recorriendo los caminos del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir caminos dictados por intereses egoístas, que causan conflictos y guerras”.
Sembrar sin límites
El Sumo Pontífice reflexionó sobre la figura de la Universidad, resaltando que la misma “no existe para preservarse como institución, sino para responder con valentía a los desafíos del presente y del futuro. La autopreservación es una tentación, es un reflejo condicionado del miedo. Si las semillas se preservaran a sí mismas, desperdiciarían completamente su potencia generadora y nos condenarían al hambre; si los inviernos se preservaran a sí mismos, no existiría la maravilla de la primavera.”
“Tengan la valentía de sustituir los miedos por los sueños; ¡no sean administradores de miedos, sino emprendedores de sueños!”
Es menester acoger el conocimiento como una responsabilidad y no como un privilegio. “El título de estudio no puede ser visto sólo como una licencia para construir el bienestar personal, sino como un mandato para dedicarse a una sociedad más justa, inclusiva y desarrollada. Ustedes, queridos estudiantes, peregrinos del saber, ¿qué quisieran ver realizado en el mundo? ¿Qué cambios, qué transformación? ¿Y de qué manera la universidad, sobre todo la católica, puede contribuir a esto?”, propone Francisco.
Todos son indispensables
En relación a la figura femenina, el Papa remarca que “la contribución femenina es indispensable. En el inconsciente colectivo cuántas veces está pensar que las mujeres son de segunda, son suplentes, no juegan de titulares. La mujer, con su sabiduría, es la verdadera “regenta” de la casa, que no tiene como objetivo exclusivamente el beneficio, sino el cuidado, la convivencia, el bienestar físico y espiritual de todos”.
Destacó también la iniciativa del Pacto Educativo Global que propone “la necesidad de encontrar nuevos modos de entender la economía, la política, el desarrollo y el progreso”, en pos de apostar por un itinerario educativo que sea vivo, abierto a la realidad, consciente de la utilidad del Evangelio, animado en sus partes y conjunto, con entusiasmo por el estudio, la amistad, el servicio social, la responsabilidad civil y política, el cuidado de la casa común y las expresiones artísticas.
“Ser una universidad católica quiere decir sobre todo esto: que cada elemento está en relación con el todo y que el todo se encuentra en las partes. De ese modo, mientras se adquieren las competencias científicas, se madura como personas, en el conocimiento de sí mismos y en el discernimiento del propio camino. Camino sí, laberinto no. Entonces, ¡adelante!”, concluyó saludando a los jóvenes.
Para leer discurso completo AQUÍ.
Contenidos publicados en www.ucsf.edu.ar y www.vaticannews.va