“El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuando se detiene su influencia”

– Henry Adams

 

Apreciables maestros, el Señor le dé su Paz

Como todos sabemos, el calendario de nuestro país marca el 15 de mayo, como “Día del maestro”. Desde 1917, se presenta la iniciativa de celebrar al docente este día y el decreto que lo aprueba oficialmente es firmado al siguiente año por el presidente Venustiano Carranza; celebrando así en 1918 por primera vez al maestro.

Por otro lado, en 1950 es declarado por el Papa Pío XII, a San Juan Bautista de la Salle como patrono especial y universal de todos los educadores. Este santo dedicó su vida a la formación de maestro dedicados a la educación de niños pobres. Desde siempre la Iglesia se ha preocupado por la educación y formación de la niñez y juventud, quienes marcan el futuro de la Iglesia y del País; por eso busca que se integre lo humano y la fe, es decir, que se desarrolle una educación integral de la persona, teniendo como objetivos principales el desarrollo de las capacidades humanas, de las actitudes y experiencias, la madurez personal y optar fundamentalmente por el alumno.

La educación católica debe tener a Cristo como centro y raíz, en la que los valores evangélicos son la norma fundamental de su proceso educador.

Si bien es cierto, los padres de familia son los primeros y principales educadores de sus hijos, y cuando faltan a esa obligación, difícilmente se les puede suplir. “La familia es la primera escuela de las virtudes” (Gr. Ed. Del C.V. II No. 3).

Por tanto, los profesores colaboran en la tarea formativa, completan la obra educativa que ya los padres ejercen desde sus hogares. La escuela es de suma importancia en la educación. “Hermosa es, por tanto, y de suma trascendencia la vocación de todos los que, ayudando a los padres en el cumplimiento de su deber y en nombre de la comunidad humana desempeñan la función de educar en las escuelas. Esta vocación requiere dotes especiales de alma y de corazón, una preparación diligentísima y una continua prontitud para renovarse y adaptarse”. (Gr. Ed. Del C.V. II No. 5).

En medio de la pandemia que estamos padeciendo se torna aún más importante la tarea como educadores, pues hay que cultivar más la creatividad para llegar a los alumnos, con mayor dificultad tal vez, pero vale la pena acompañarlos en sus procesos, apoyando con mayor esfuerzo a los padres de familia en esta difícil, pero muy satisfactoria tarea.

Felicidades a cada uno de los docentes y personal de nuestros colegios, que día a día, se entregan a esta labor. Pedimos al Divino Maestro que sea Él quien los lleve de su mano para no desviar el camino formativo y que sea Él mismo quien recompense con los bienes que nunca se acaban, su entrega generosa, segura e incondicional. Dios les bendiga no sólo este 15 de mayo, sino durante todo su caminar como docentes y educadores.

Les invitamos a “prevenir del mal a la niñez y juventud para que no caigan”

– Madre Libradita

 

Con aprecio,

Religiosas Franciscanas de Nuestra Señora del Refugio

Discernimiento Vocacional del 6 al 10 de Julio 2020
Viernes Santo 2020

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