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“Año de la Juventud.”

Comunicado Nº 21.
29 de Noviembre de 2018.

Paz y Bien

Con cariño fraterno saludo a cada una de mis hermanas, en este tiempo de grandes acontecimientos trascendentes para nuestra sociedad. Invito a vivir con profunda oración este tiempo de Adviento para poder responder con santidad al amor que Dios nos da en su Hijo muy amado.

No más a la guerra entre nosotros caminemos a la luz del Señor (Is. 40)

El tiempo de Adviento es un tiempo donde el Señor nos invita a ampliar el horizonte de nuestro corazón y dejarnos sorprender por la vida que se presenta cada día con sus novedades (Papa Francisco) para hacer esto es necesario aprender a no depender de nuestra seguridad.

La Palabra de Dios es la que destruye la violencia y da la Paz Evangélica y tiene su raíz en la misericordia y la humildad, misericordia que nos lleva a vivir nuestro Carisma: de compasión y misericordia y nos impulsa a vivirlo, especialmente con los más cercanos aquellos que viven a nuestro alrededor y podemos darles nuestro apoyo, a las personas difíciles y complicadas a los que reclaman atención, a los de mal carácter y los que están muy golpeados por la vida etc. No esperemos que todo a nuestro alrededor sea favorable, esto lo conseguiremos a través de la «oración» y para discernir que nuestra oración es auténtica, tenemos que ver en qué medida nuestra vida se va transformando a la luz de la misericordia y ésta vista en los aspectos de dar, ayudar, servir a otros también perdonar y comprender, esto es reproducir en nuestra vida un pequeño reflejo de la Perfección de Dios que da y perdona sobreabundantemente.

Otra virtud que debemos cultivar es la humildad, solamente puede arraigarse en el corazón a través de las humillaciones, si tú no eres capaz de soportar y ofrecer algunas humillaciones no eres humilde y si no eres humilde, no adelantas en tu oración agradable a Dios.

Aprovecha pues este tiempo de Gracia que Dios nos concede para prepararnos a recordar y celebrar el gran misterio del Dios hecho hombre y nacido en un pesebre.

Que Jesús Niño vaya transformando nuestra condición humana, para poder llegar a la trascendencia Divina. Encomendémonos a María Santísima Madre nuestra, para lograr nuestros propósitos.

 

Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo.

«Jesús mío, yo confío en ti»

 

Hna. María Belén García Yáñez

Su servidora

Hna. Superiora General

Mensaje de Cuaresma 2019
Que el alma de la Madre Consuelo descanse en paz

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