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No malgastemos este tiempo de cuaresma, favorable para nuestra conversión, pidámosla por la intercesión maternal de la Santísima Virgen María que se reconoció como la humilde servidora del Señor.
(Lc. 1, 38)

Comunicado Nº 12.
04 de Febrero 2016.

“Año de la Misericordia”
Experimentar la Misericordia de Dios

Paz y Bien

Les invito a vivir con mayor intensidad esta cuaresma, como momento fuerte de Gracia para celebrar y experimentar la misericordia de Dios, en la meditación y la escucha atenta de la Palabra de Dios.

Sabiendo que la misericordia transforma el corazón del hombre haciéndole experimentar un amor fiel y lo hace así capaz de misericordia (Papa Francisco) impulsándonos a amar al prójimo y animándonos a vivir las obras de misericordia corporales y espirituales, que se traducen en gestos concretos y cotidianos.

Ayudar a nuestro prójimo sobre todo porque seremos juzgados mediante las obras de misericordia. Al desnutrido, al desnudo, al enfermo, al encarcelado, los solos, los marginados, etc. en donde tocamos la carne de Cristo en nuestros hermanos y hermanas. En las obras espirituales que tocan más nuestra condición de pecadores: aconsejar, enseñar, amonestar, rezar, perdonar, ect. (Mt. 25, 35-38). Tomando en cuenta que uno de los rasgos predominantes en las obras de misericordia espirituales es el perdonar a nosotros mismos y a nuestro prójimo y así seremos libres, estaremos dispuestos al diálogo, a la fraternidad y a coger al otro con amor, dejando todo resentimiento que nos daña el espíritu y la salud física.

La misericordia es incomprensible para cuantos no se reconocen pequeños, necesitados y pecadores delante de Dios. Es necesario que se recupere la conciencia de ser portadores de la misericordia, la reconciliación y la paz.

Este año no tendrá sentido, si al final no hemos pedido perdón o no hemos perdonado.

No malgastemos este tiempo de cuaresma, favorable para nuestra conversión, pidámosla por la intercesión maternal de la Santísima Virgen María que se reconoció como la humilde servidora del Señor. (Lc. 1, 38)

Me encomiendo a sus oraciones y cuente con las mías.

 

«Jesús mío, yo confío en ti»

 

Hna. María Belén García Yáñez

Hna. Superiora General

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